Presentación del grupo de Psicología Crítica Versus

Trascripción de la Charla del 5-4-2000


El grupo de psicología crítica “Versus” nació de unas jornadas tituladas  “los/las estudiantes de psicología debatimos”, en el Abril del 1999 , donde algunos estudiantes de psicología de esta facultad nos reunimos para  poder hablar, pensar sobre la psicología y  muchas cosas que están relacionadas con ella que en las clases  no se les da cabida. Empezamos a cuestionarnos multitud de aspectos de  la psicología desde una perspectiva más crítica. A partir de la rica experiencia de debate vimos la necesidad de formalizar el grupo y reunirnos de manera continua, para así poder dedicar más tiempo a intercambiar opiniones, perspectivas y distintos modos de concebir la psicología.

En cuanto al nombre, Versus quiere reflejar su cuestionamiento crítico de los discursos y practicas de la psicología institucional, marcado  por la necesidad de buscar alternativas, ya que el método de enseñanza que recibimos en la Facultad nos adoctrina para desarrollar un pensamiento totalmente acrítico y no nos planteamos otras formas de entender la psicología, sólo parece existir el modelo conductual - cognitivo, la psiquiatría de corte biológico en relación al ámbito clínico y dentro de la rama social las “neutras” asignaturas de las psicologías de  consumo y marketing, gestión del personal, etc. que aquí nos venden como la panacea para todo mal y como lógica altruista al servicio de la sociedad, respectivamente.

Dentro del grupo existe pluralidad, Versus está formado por personas con diferentes ideas, concepciones y tendencias psicológicas, sin embargo, tenemos varios aspectos en común que nos dan consistencia como grupo. Entre estas cosas que nos unen está la búsqueda de una terapia no alienante ni violenta y el deseo de un cambio social. Creemos que como psicólogos ejercemos (o ejerceremos) una función social y queremos ser conscientes de dicha función. No estamos aparte ni apartados de la sociedad, sino que somos parte de ella y la actividad profesional  que desarrollemos va a tener una incidencia social y política. No es poca cosa, se trata de ética. La Psicología forma parte de la Sociedad y es un producto de ésta y nosotros nos cuestionamos cuál es su función así como el orden social dominante. 

En cuanto a las tendencias o corrientes, dentro del grupo nos interesan y gustan -no a todos, ni  todas por igual- Psicoanálisis, Sistémica, Esquizoanálisis,  Humanismo, Fenomenología existencial, otras. En la Facultad no nos enseñan esa multitud de modelos que sabemos que existen y que pueden resultar interesantes y válidos, pero al no ser considerados como ciencia y por muchas otros motivos no nos las imparten. Nosotros desearíamos no estar tan mediatizados para poder decidir dentro de nuestro propios valores e inquietudes qué conocer.

Nuestra pluralidad nos incita ir más allá de esa verdad que nos venden como la única ciencia posible encarnada en el modelo cognitivo-conductual. Esta es aquí la corriente predominante, que desprestigia a las demás  para darse legitimidad a sí misma. En clase rara vez se realizan debates y en los que se hacen nunca se pone en tela de juicio el modelo que se está dando, nunca se cuestiona qué es la Psicología y cuales son sus fundamentos y funciones ético-sociales.

Versus no tiene respuestas para todo, ni mucho menos, estamos en un proceso de  búsqueda, pero tenemos claro que no queremos ser meros recipientes pasivos de la docencia que no se autocritica.

Decidimos (Versus) reunirnos en el Centro Social-Casa de Iniciativas, que es un proyecto donde hay muchas iniciativas sociales de tipo crítico y antagónicas con el sistema social en el que vivimos, donde se nos posibilita tener mucha más independencia que en la Facultad y nos permite cooperar con otros colectivos que trabajan  como por ejemplo, el tema de la mujer, la prisión, el paro, la pobreza, los niños, etc. Queremos unir lo terapéutico y lo político, acercarnos a esa realidad que parece estar alejada de la Universidad.

 

Uno de nuestros objetivos es cooperar, intercambiar y socializar conocimientos, darnos voz a nosotros mismos y poder decir lo que pensamos y opinamos. También tenemos la idea, aunque más a largo plazo, algunos miembros del grupo de crear alternativas terapéuticas más acordes con nuestros principios. Un tercer objetivo del grupo es la denuncia de todos aquellos métodos terapéuticos violentos (a modo de ejemplo, conocemos el caso de una adolescente diagnosticada de anoréxica cuya terapia consistía en eliminar todos sus reforzadores, es decir, pérdida de contacto con su familia, amigos y todo lo que le gustase). Mucha gente no se cuestiona lo violento que es eso, el castigo como “cura” y los mismos manuales de Psicología dictan casos de este tipo enseñando que es algo bueno, sin tener en cuenta al sujeto, ni miramientos éticos.

 

En el proceso de formación de Versus desde un posicionamiento crítico decidimos que para no inventar la rueda, es decir, descubrir formas de pensar y de hacer que ya existían, lo mejor era recuperar la historia y ver qué había existido hasta ese momento, o qué existía aún, en cuanto a planteamientos alternativos al papel de la Psicología oficial. Fue así como calló en nuestras manos “EL Rayo que no cesa”, que es un boletín de Antipsiquiatría y Contrapsicología editado por Esquicie, un colectivo que ha sido un referente importante para nosotros. Fue a través de ellos como conocimos lo que es la Antipsiquiatría.

A continuación pasamos a tratar dicho tema. La Antipsiquiatría es un movimiento social que surge a final de los años sesenta y que, desde muy diversas perspectivas, proporcionan una respuesta práctica a la violencia que se venía ejerciendo desde la Psiquiatría Oficial. Esto no supone una praxis a seguir, sino que es un posicionamiento crítico que toma forma dependiendo del contexto en el que nos hallemos.

¿Por qué surge la necesidad de una Antipsiquiatría? ¿Por qué ese “anti” en el nombre? Hasta ese momento la Psiquiatría Oficial definía su objetivo como curar la enfermedad mental, lo que puede parecer muy loable, pero si sometemos esto a un análisis más profundo nos damos cuenta de en qué consistía ese “curar la enfermedad mental”. Realmente se trata de eliminar o corregir una serie de comportamientos extravagantes o perturbadores del orden social que había establecido hasta ese momento, los que no se adecuaban a lo normal, a la norma. Podemos decir que está lo normal, que es lo natural, y todo aquello que se saliera de esa normalidad era considerado síntoma de una enfermedad mental.

¿Dónde se buscaban las causas de esta enfermedad? Se hacía desde un punto de vista biológico y genético. La Psiquiatría Institucional partía de una concepción del Ser Humano tomada desde un modelo organicista, se basa en el modelo Científico-Natural. No se considera al Ser Humano fruto de una evolución de las sociedades ni del propio desarrollo individual de la persona, sino que es atemporal, es biológico.

Es muy importante que entendamos el carácter histórico y social de la “locura”, para que nos haga pensar, porque la enfermedad mental no ha existido siempre. Hasta el siglo XVIII no se concibe a la locura como enfermedad mental, antes se la consideraba como un error de juicio y no se encierra al “loco” en el manicomio. A través de una serie de transformaciones, que tiene mucho que ver la entrada del Capitalismo Industrial (donde todo el que no es productivo tiene que ser encerrado) y empiezan a surgir los manicomios y la Psiquiatría Tradicional, que parte de la idea de que la enfermedad mental es un defecto que inferioriza y que hay que corregir. También sabréis que hasta los años 60 la Homosexualidad era considerada una enfermedad mental y que, por tanto, había que curarla. Esto quiere mostrar el carácter histórico de lo que es y no considerado una enfermedad mental.

Curar se concibe como normalizar y en este proceso de curación, muchas veces, ni siquiera se tenía en cuenta al propio enfermo mental, qué opinaba de esa “curación” muchas veces impuesta.

Se venía viendo que en los psiquiátricos se ejercía una curación un tanto represiva, aunque muchas veces de manera sutil. Esto todavía sigue pasando hoy en día, como es administrar el dinero de los propios pacientes (que proviene de sus pensiones o de sus familiares) a juicio de los que dirigen el centro. Aunque la represión y la violencia sigue siendo mucho más clara y manifiesta, como es amarrar a los pacientes a las camas (existen casos de personas amarradas durante siete, diez e incluso quince días) ,tenerlos drogados o medicados sin su consentimiento y, por supuesto, los electrochoques, que ahora se llama Terapia Electroconvulsiva. También se siguen practicando las lobotomías, que como ya sabréis, son extirpaciones de trozos de cerebro con el fin de curar. Esta técnica está en desuso actualmente pero todavía es legal utilizarla.

Entonces se puede decir que frente a esto, en reacción a todo esto surge la Antipsiquiatría, de ahí el “anti” en el nombre.

Los padres de la Antipsiquiatría son David Cooper y Ronald Laing. Ellos dos son quienes acuñan el término y, además,  los representantes de las dos vertientes que toma esta Antipsiquiatría.

Por un lado está Ronald Laing, que se fundamenta en una Antipsiquiatría más Dinámico-Existencial, donde se concibe la locura como un viaje, un proceso natural curativo. Muchas personas, debido a la situación social en la que viven, no tienen otro remedio que volverse locos para evadirse de esa insoportable realidad. La locura es una búsqueda auténtica del Yo

Por otro lado está la Antipsiquiatría con una vertiente Político-social, cuyo máximo representante es Cooper. También existen otros autores como Thomas Szasz, Gooffman, Deleuze, Guattari, etc. Desde este planteamiento se tiene más en cuenta el análisis político de la realidad social y de cómo ésta influye en la generación de la “enfermedad mental”. Se postula que la locura es una manera de escape a una realidad insoportable que se da a través de instituciones como la familia. No es que los miembros de la familia en sí enloquezcan a los sujetos, sino que la misma estructura familiar fomenta esa locura (Teoría del Doble Vínculo).

En cuanto a lo que fue en sí el Movimiento Antipsiquiátrico se produjo una dialéctica dentro/fuera. Trabajar dentro de las instituciones o fuera de ellas. Desde dentro están las experiencias de Franco Basaglia en Italia, quien puso en práctica los principios antipsiquiátricos, como la libre comunicación con sus familiares o con quien quisieran y abrir los psiquiátricos a la comunidad. Desde fuera de las instituciones se crearon numerosas Comunidades Terapéuticas que funcionaban de forma asamblearia y se regían por los principios de la Antipsiquiatría, como medicación no forzosa, nada de lobotomías, nada de electrochoques, entender comprender el síntoma, etc.

La Antipsiquiatría fue objeto de numerosas descalificaciones, ya que se utilizaron en nombre de los principios de la misma para beneficio del Estado (Por ejemplo, con la reforma psiquiátrica del PSOE se cerraron los manicomios y se especuló con los valiosos terrenos que ocupaban dichos manicomios). Además, se echaron a los “locos” a la calle, sin ningún tipo de asistencia. Estas críticas no fueron justas, ya que la Antipsiquiatría no postula lo que se hizo en su nombre.

A través de la labor de colectivos como Esquicie, que ahora edita el boletín “El Rayo que no cesa”, y Versus también, queremos recuperar ese conocimiento para aprovechar lo que ha sido más útil de él y aplicarlo a nuestra reflexión sobre la Psicología y su papel en la sociedad. Creemos que el planteamiento antipsiquiátrico ha sido fundamental para nuestro grupo en poder unir la psicología y lo social desde una perspectiva política.

 

Nosotros partimos de que la objetividad absoluta y científica del modelo Conductual-cognitivo es una idea interesada. Cualquier corriente psicológica tiene unos valores, una concepción del Ser Humano y, por tanto, una ideología y una praxis determinada, por lo que se convierte en algo político y cuestionable, pues influye en lo social, influye en nuestras vidas, en el tipo de terapia que le hacemos a la gente y en el discurso social que se crea.

Algo que caracteriza a la enseñanza que nos dan en la Facultad es la parcialización del conocimiento, lo que ahora se llama la cultura mosaico, se separan totalmente la Psicología, la Sociología, la Economía... , como si fueran campos que no tienen relación. Se produce la “Psicologización”, que para nosotros/as es hacer que las problemáticas sociales y las enfermedades mentales (aunque no nos gusta este término) se reducen a problemas personales, no se cuestionan las causas y, cogiendo una sintomatología, objetivamos y etiquetamos la experiencia, asignando un determinado rol de enfermo a tal persona; es decir,  asignamos funcionalmente su lugar y su bien ,sus “derechos” y deberes. Esta etiqueta produce un auténtico estigma social en la persona con graves consecuencias negativas para ella y, además, la interioriza, lo que repercute negativamente en su autoestima y autopercepción.

Otra de las críticas que nosotros hacemos es que las etiquetas diagnósticas son juicios morales encubiertos, a veces por la norma, se cree que salud mental es lo que hace la mayoría, a veces se utilizan como sinónimos. Otras veces son conceptos morales de lo que está bien y lo que está mal (Por ejemplo, en el DSM-3 las características del trastorno de personalidad disocial son la mentira, el robo, la holgazanería, absentismo escolar, huida de la casa, absentismo laboral, conductas ilegales, promiscuidad sexual, etc.).

Uno de los grandes problemas de esta sociedad es no tener en cuenta la interrelación de unos problemas con otros y no ver que el Capitalismo, la forma de estructuración, la forma de extracción de plusvalía y la división en clases sociales genera el sufrimiento humano (Un dato que puede ejemplificar es que 225 personas en el mundo tienen el mismo dinero que 3500 millones de personas, lo que deja patente la desigual distribución de la riqueza). Mientras una pequeñísima parte de la sociedad vive en la opulencia más banal, un tercio de la población mundial no tiene qué comer y otro tercio tiene dificultad para vivir con dignidad).

No creemos que la crítica a la sociedad sólo deba venir de la economía, creemos que es algo mucho más profundo y complejo. Los problemas no están sólo en el Tercer Mundo, aquí cada día sufre más gente los síntomas de la alienación y el desencuentro, cada vez la sociedad es más individualista,  se consume más y  la gente se quiere menos estamos terriblemente aislados y las relaciones humanas son más difíciles. Nosotros pensamos que el sufrimiento humano es un sufrimiento social y es el principal generador de enfermedad mental. Ésta se produce cuando interiorizamos la opresión exterior, haciéndola nuestra.

La Psicología tiene un papel importante en la sociedad de hoy en día, quizás cada vez más, y eso  nos parece peligroso. Creemos que la Psicología oficial, aunque no todos sus representantes ni corrientes por igual , no son conscientes de sus funciones sociales y de que tiene que elegir entre quien aplica el sufrimiento y quien sufre, o eres víctima o verdugo, o eres de unos o eres de otros. Realmente la Psicología no es consciente de esto, no dudamos de las buenas intenciones de los psicólogos, su intención es ayudar  aunque la ayuda se ejerce como control, como tutelaje  y esto no tiene nada de liberador aunque se haga en nombre del altruismo y el progreso. No se dan cuenta de que lo que hacen es poner una serie de parches a las situaciones sociales que hacen sufrir a la persona. Si, por ejemplo, llega a la consulta de un psicólogo una persona que sufre estrés porque tiene que trabajar 50 horas a la semana, en vez de plantearle que esa situación es injusta y no tiene por qué soportarla, se le hace un programa de inoculación al estrés. Lo que se hace es, con voluntad de ayudar, contribuir a que se siga manteniendo un sistema que es el causante de ese sufrimiento, se le ponen los parches que necesita para que no reviente, para que evitar antes de tiempo revueltas. Ni la Antipsiquiatría ni nosotros/as consideramos que algunos tipos de terapia en sí están mal, sirven para aliviar mucho sufrimiento; pero creemos que, de una manera u otra, debemos señalar quién genera ese sufrimiento y actuar en consecuencia. Si no tienes cuidado los psicólogos harán que odies a los oprimidos y ames a los opresores.

Siguiendo con la relación entre la Psicología y la sociedad y el papel de los psicólogos, normalmente se está con los “verdugos”, con el Poder y casi nunca se está del lado de las víctimas, de los oprimidos, de las minorías, con los de abajo. La Psicología está del lado del Poder cuando es su mano izquierda, es decir, cuando hace que la gente se calme, que no proteste, que no se organice y que no de una respuesta colectiva a este sistema social pero también cuando produce seriadamente a individuos normales y organiza la extracción del plusvalor en manos de las empresas. Concretamente, esto se ve en los campos donde actúa el psicólogo diariamente; por ejemplo, entre obreros y empresarios el psicólogo elige ponerse de parte del empresario con la psicología de las relaciones laborales y la psicología de las organizaciones. ¿Por qué? Porque manda quien  paga y si no hace lo que el empresario quiera lo echará, así de sencillo aunque se esfuercen en complicarlo. Realmente el objetivo del psicólogo laboral es mejorar la productividad, siempre en beneficio del empresario. Nada tiene que ver lo que entendemos por Psicología con mejorar la productividad de un empresario que se está enriqueciendo a costa de explotar a los trabajadores. Esto es sólo uno de los campos; en los conflictos niño/adulto, preso/cárcel, alumno/profesor, “loco”/familia, “loco”/psiquiátrico el psicólogo casi siempre se pone del lado de los segundos, existen honrosas excepciones, pero no es lo habitual. Podríamos pensar que esto es así porque se interviene al que está sufriendo, pero no se puede olvidar que el sufrimiento no viene de la nada, viene de algo, no nacemos con carencias, sino que la carencia se organiza y el sufrimiento se organiza. El sufrimiento es infringido, como resultado de un proceso social.

 Algo que nos toca el corazón es que bajo el pretexto de la cura y del “es por su bien” se hacen barbaridades de todo tipo, como los electrochoques, los encierros, etc. Es la cara más cruda,  pero hoy en día está más de moda el cóctel farmacológico (te sedan y ya no molestas) o la modificación de conducta (que es muy fácil de usar y para todos los públicos), que no son más que los viejos premios y castigos pero con nombres más científicos. Lo que, sobre todo, nos molesta es que bajo el paternalismo de la razón y ese intento de curar muchas veces lo que se hace es cronificar las enfermedades y producir más sufrimiento aún, pero lo peor es que es “por el bien de los enfermos”, se hace por encima de la voluntad y el deseo de las personas. Tampoco vamos a negar que la sugestión social es tan fuerte y la idea de que es necesario ir a un psicólogo para ser normal, para ser como es la mayoría, como la norma indica, está tan interiorizada que hace a la gente demandar normalizarse es decir adaptarse sumisamente al entorno, en vez de intentar construir otro tipo de vida menos alienante.

Otra función que estamos intentando llevar a cabo es analizar cómo se construyen los sujetos, las mentes, cómo se adiestran las fuerzas productivas y cómo, increíblemente, viviendo en un mundo tan terrible la gente no se levanta, ni protesta, no cree foros como éste, no piense sobre sí misma, no se organice. La gente está cada vez más explotada y no importa. Creemos que sobre esto tiene mucho que ver la Psicología como aparato de control social, que facilita una forma de interiorización del Poder mucho más potente  y sutil que la simple represión de prohibir tal o cual cosa.

Creemos que dentro de la Psicología hay dos hilos enfrentados, existiendo una gran cantidad de autores, filósofos y terapeutas, que no se ven en la Facultad y que nos parecen muy interesantes, algunos de ellos ya nombrados anteriormente, como Sartre, Szasz, Foucault, Guattari, Deleuze, Marx, Laing, Cooper, Miller, Lacan, Freud, etc.

Creemos en un saber terapéutico u otro tipo de Psicología no normalizadora, ni cómplice, estamos buscando alternativas y proponiéndolas (al menos intentándolo). Creemos que tiene que ser una psicología que escuche al síntoma. Que crea que el Ser Humano es algo con intención y, por tanto, no es susceptible de ser atrapado por las leyes de predicción. Desde un punto de vista de una ética humanista. Hacer de la Psicología una herramienta de comprensión del Ser Humano y un intento de reducir el sufrimiento emocional de éste a través del conocer.

Alternativas - soluciones

Frente a la posición reaccionaria  e ilusa que defiende la normalización  como  cura y solución a la enfermedad mental, tenemos alternativas que si no completas y perfectas creo que apuntan otras “salidas” interesantes y congruentes con nuestros deseos. Yo me permito dar mis versus (alternativas-soluciones no perfectas o acabadas). Contra la adaptación, la normalización, los tests de inteligencia, el conductismo, los electroshock, los fármacos, el castigo, el control, el encierro, las 10.000 por sesión, la represión sexual, la experimentación animal, la soledad, la autoridad, el capital relacional que tenemos que explotar, la psicología  al servicio de la policía, los empresarios y  los jueces, el trato como objeto, la etiquetación, el aislamiento social, el consumismo, el capitalismo, el trabajo asalariado, la ideología  burguesa, la modificación de conductas, la terapia sexual, la falta de caricias afectivas y sociales, los problemas y angustias económicas, la discriminación  y la problemática de genero, aniquilar o anestesiar el síntoma, la miseria sexual, la familia patriarcal, etc. contra esto  tenemos la transformación, la subversión contra lo establecido, las comunidades terapéuticas sin barreras, la libertad sexual y su promoción, las psicología vivida desde abajo y con los de abajo, el apoyo mutuo, la pluralidad, la rebelión, poner el deseo a producir, perder los miedos y los tabúes, fomentar la autonomía personal, la antipsiquiatria, el esquizoanalisis, los grupos de autoayuda popular,  una sociedad no patriarcal, la cultura popular, la escucha de igual a igual, escuchar el síntoma, la economía comunitaria, la sexualidad y la libertad como elementos  terapéuticos, una nueva subjetividad, el autoconocimiento y aceptación  personal, el psicoanálisis, la no patologización, unos hábitos mas afectivos que faciliten el contacto corporal, el no reprimir los sentimientos, la persona por delante, el hablar,  la revolución, es decir las Soluciones, que no los parches, vendrán si nosotros  y nosotras las conquistamos.  Manos a la obra.

   Queremos terminar agradeciendo vuestra asistencia e interés y deciros que nosotros humanamente intentamos pensar sobre cosas y llevamos un tiempo discutiendo sobre esto, que no tenemos respuestas para todo y que estamos dispuestos a compartir opiniones, ya que no tenemos todas las preguntas ni lo sabemos todo, afortunadamente.


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