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  nº 41 diciembre 03

El salto adelante



COLECTIVO UPA-MOLOTOV & EL SALTO ADELANTE

Quienes hacemos posible la edición de MOLOTOV hemos optado por concentrar todos nuestros esfuerzos en la construcción de una nueva publicación “desde los movimientos sociales” cuya difusión trascienda el ámbito militante. Es el fin de un formato, de un modelo específico de publicación, pero en ningún caso el fin de un proyecto ni del grupo que lo sustenta. Si damos este paso es precisamente para seguir siendo fieles a la voluntad y los objetivos que hemos perseguido todos estos años: sometidos a la disyuntiva de continuar la edición de un medio que, consideramos, ha tocado techo en cuanto a sus posibilidades o apostar por la construcción de otro que responda de un modo más satisfactorio a las necesidades comunicativas de los movimientos sociales, hemos optado por no quedarnos estancados.

En el número de octubre (Molotov nº 39), cuando anunciamos esta decisión, dimos cuenta de las características generales y del marco en el que se desarrolla nuestra apuesta, a la que informal y con bastante sorna hemos bautizado Gran Salto Adelante. En aquella ocasión enunciamos los fundamentos políticos, el tipo de contenidos, y algunos aspectos relacionados con la organización y el modelo económico de la nueva publicación. Esta vez, aún quedando múltiples facetas del proyecto por definir, queremos dar a conocer la trayectoria que ha seguido y pretende seguir El Salto Adelante, así como detallar los puntos en los que hemos avanzado hasta el momento.

En los encuentros que hemos mantenido hasta la fecha hemos abordado un gran número de cuestiones que, a fin de facilitar la exposición, pueden englobarse dentro de dos grandes categorías: la definición política y comunicativa de la nueva publicación y los aspectos, fundamentalmente económicos, relacionados con su viabilidad.

La apuesta movimentista
En lo que respecta a la definición de la publicación hemos ido un poco más allá de postular la necesidad de una publicación “desde los movimientos sociales” cuya difusión supere el ámbito militante y de la mera enunciación de los fundamentos políticos que mencionábamos en octubre, esas etiquetas como el anticapitalismo, la democracia radical, la ecología, la oposición al sistema patriarcal, el antimilitarismo, etc., que pese a sonar a tópicos siguen representando los ejes de nuestro ideario político.

En primer lugar, nos hemos planteado cuál debería ser el vínculo entre la futura publicación y los movimientos sociales. A nuestro entender ese magma de grupos, organizaciones, corrientes, etc., necesita de medios que consigan hacer llegar sus críticas y propuestas a amplios sectores sociales. Los discursos críticos deberían poder oírse fuera del circuito de quienes ya las conocen; y para ello, pensamos, es necesario que existan iniciativas que se planteen asumir consecuentemente esa labor. De otra manera, seguiremos condenados a depender de los grandes medios de comunicación cada vez que queramos que nuestras voces salgan de la marginalidad.

Evidentemente, la heterogeneidad, que es la riqueza misma de los movimientos, hace imposible (y poco deseada) la elaboración de un discurso unificado. Pero esta circunstancia no debe impedir la creación de herramientas comunicativas que, sin necesidad de aspirar a la equidistancia y la neutralidad, apuesten por fortalecer el tronco común de ese movimiento y por darle visibilidad a nivel social. Dentro del grupo del Gran Salto Adelante, como ya ocurría en “el Molo”, existen diferentes sensibilidades políticas, pero pensamos que, hoy más que nunca, nuestros esfuerzos deben orientarse a construir un medio colectivo y plural, con el que quizás ninguno de nosotros se identifique al 100%, antes que tratar de crear el órgano que exprese tan sólo nuestro punto de vista particular o los de una organización determinada.

En este sentido, pensamos que el rol de la nueva publicación no debe ser el de sentar cátedra sobre los temas y debates de actualidad, con un discurso enteramente elaborado y “cocido” con anterioridad en la redacción. Aunque partimos de una serie de fundamentos políticos, no tenemos la receta mágica para afrontar las encrucijadas en las que se encuentran los movimientos ni el modelo teórico definitivo que dé cuenta y explique la complejidad social de nuestros tiempos. Por eso, más que en una publicación que lance consignas, creemos en una que sea capaz tanto de plantearse dudas y preguntas como de buscar posibles respuestas a través del diálogo colectivo y la labor de investigación. Esto no supone renunciar a la propia voz en los casos que la redacción tenga una postura común y quiera expresarla, sino enfrentarse a la actualidad con disposición a aprender de ella, huyendo de esquemas reduccionistas que tratan de comprender el mundo encajándolo en una serie de categorías preconcebidas. Por tanto, la nueva publicación no se limitará a informar sino que realizará una labor prospectiva: buscará activamente elementos de interés para comprender y conocer mejor la realidad social que incumbe y afecta a los movimientos; en particular, aquella relacionada con los temas sociales que los grandes medios suelen ignorar (vivienda, precariedad, etc.). Hablamos de investigación, pues, más en el sentido de investigación social que en el de periodismo de investigación, aquel centrado en destapar los chanchullos y corrupciones del poder –una actividad que sin duda realizaremos pero que no será el eje de la publicación–.

Un par de equívocos
Dicho esto conviene considerar un par de premisas tácitas que a veces rigen el funcionamiento de los medios de contrainformación y que, a nuestro entender, deben desecharse en la nueva publicación. La primera tiene que ver con la diferencia entre dar visibilidad a la acción, las propuestas y las críticas de los movimientos sociales y el convertirse en una mera correa de transmisión de los mismos, como si el medio aspirase únicamente a ser un reflejo de “lo que hay” y renunciase a reconocerse y operar como sujeto político activo. A nuestro entender, este último planteamiento a la larga conduce a una acción reiterativa y generalmente estéril a nivel político que consiste en reseñar lo ya ocurrido y lo ya dicho dejando a un lado toda posible interpretación o reelaboración propia tendiente a dotar de sentido a los acontecimientos.

En contra de esta posición, pensamos que la nueva publicación debe participar activamente en los movimientos sociales. No basta con dar visibilidad a este espacio: hay que ir más allá, explorar sus propuestas y confrontar sus discursos con otros discursos sociales. Con ello se convierte al medio, más que en un altavoz, en un espacio que ayuda a la construcción de esos discursos. Seguramente esta propuesta resultará más clara a la luz del siguiente ejemplo: supongamos que a la redacción de la nueva publicación llegase la noticia de que el movimiento ecologista ha emprendido una campaña para denunciar el problema de los organismos genéticamente modificados. En ese caso, el medio no podría conformarse con reproducir el comunicado y las acciones relacionadas con esa iniciativa; debería confrontar las voces militantes con otras voces y dar cuenta de qué dicen los “expertos” que han trabajado sobre la materia, los afectados por el problema no vinculados a esa campaña, etc. así como tratar de contextualizar el asunto dentro de un marco más general.

Por otra parte, no sería conveniente limitar la atención de la nueva publicación a aquellos acontecimientos en los que estén directamente concernidos los movimientos sociales, segunda premisa tácita a la que antes nos referíamos. Puesto que tales movimientos existen en una organización social más amplia, no son ajenos a las acciones de otros actores y se ven influidos y condicionados por dinámicas externas. Así pues, el criterio de selección de los contenidos no puede ser aquel de “si no es de los nuestros o si no lo han hecho los nuestros, no sale”, sino el otro, más amplio, de “si nos afecta, nos concierne o nos interesa, sale”. Esto quiere decir que temáticas tradicionalmente marginadas de los medios alternativos por ser consideradas “poco políticas” (pongamos por caso, la televisión) o actores que no suelen tener voz en esos mismos medios por no compartir la “línea editorial” (pongamos por caso, alcaldes o concejales), deberían tener cabida en la nueva publicación siempre que, de un modo u otro, conciernan a los movimientos sociales.

Precisamente por su vocación de participar y aportar contextos más amplios, la publicación no puede estar completamente sometida al ritmo frenético y fragmentado de la información diaria. Nuestro medio ideal es uno que combine el seguimiento de la actualidad con la reflexión y el análisis. Esta es la razón, además de la inviabilidad económica de un proyecto de esas características, por la que no nos hemos planteado hacer un diario. El formato que más se adapta a nuestros objetivos es, por tanto, el semanal: aunque la periodicidad quincenal sería menos exigente para la redacción, este tipo de publicación se encuentra en absoluta disonancia con respecto a los hábitos de lectura mayoritarios, mientras que un mensual distancia demasiado al medio de la actualidad. No obstante, la periodicidad del medio no depende en exclusiva de nuestra voluntad, sino del aspecto económico. Así pues, en última instancia vendrá determinada por los recursos con los que finalmente contemos para ponerlo en marcha.

Trascender el ámbito militante
Aparte del vínculo de la publicación con los movimientos sociales, hemos prestado atención a las características que la nueva publicación debería cumplir para no quedar relegada a un público de militantes.

Aunque todavía hay muchos aspectos por definir, hay ciertas características generales de la publicación que damos por sentadas:

- Visibilidad, accesibilidad y asequibilidad: la publicación no puede quedar confinada en exclusiva al circuito de la distribución alternativa porque, por desgracia, ese circuito (todavía) no garantiza que sea visible y accesible a todo el público al que pretendemos llegar. Por otra parte, a fin de no crear un medio de elite, el precio debe ser sumamente asequible.

- Agilidad: el formato debe adaptarse a los hábitos de lectura dominantes, por lo que hay que crear una publicación con diferentes niveles de lectura (titulares, sumario, textos, etc.), que no abuse de los textos largos y sea capaz de sintetizar ideas y acontecimientos, que utilice un lenguaje claro y comprensible y que huya del formato gráfico “ladrillo”. En este aspecto, el humor y la ironía, deberían ser un recurso fundamental.

- Pluralidad de voces: precisamente por tratarse de un medio desde los movimientos sociales, el arco de voces que tengan cabida tiene que rebasar el estrecho marco en el que se mueven los grandes medios de comunicación. El testimonio de los propios afectados por las situaciones de las que se dé cuenta debe estar presente en la mayor parte de las temáticas que se aborde.

- Calidad: sin verse encorsetada por el estilo periodístico al uso, la publicación debe invitar a la lectura, por lo que lo textos de producción propia deben ser cuidados y en caso de no ceñirse a las normas ortográficas y gramaticales establecidas deberán dar a entender que tal decisión obedece a una finalidad comunicativa y ha sido deliberada.

- Utilidad: a parte de ofrecer una interpretación de la actualidad, la publicación ha de ser útil en el sentido de facilitar contactos, acceso a ciertos recursos e información sobre eventos de todo tipo. En este sentido, cada temática podrá incluir un apartado práctico relativo a cómo conseguir información, direcciones de interés, recursos o incluso contar con un consultorio legal. Por otra parte, trataremos de ofrecer una agenda de eventos y actividades lo más completa posible.

En cuanto a los contenidos, como ya anunciamos en octubre, la nueva publicación heredará y ampliará las temáticas que ya trata “el molo”. Ahora bien, pensamos que de cara a hacer comprensibles ciertas cuestiones a un público no familiarizado habrá que abandonar ciertos presupuestos y lugares comunes de los ambientes militantes. Por ejemplo, si queremos realmente hacer efectiva nuestra denuncia contra las cárceles, no podemos partir de la idea de que nuestros posibles lectores son conscientes de la permanente y sistemática violación de derechos y libertades que el sistema penal supone, ni de su desigual aplicación según la clase social, etc. Tendremos, por tanto, que contextualizar la información sobre cárceles aludiendo a cuestiones como la pobreza y la marginación, así como tratar de evidenciar el hecho de que el estado se salta sus propias leyes, etc. Pues bien, nuestra intención es extender esta misma reflexión al conjunto de las temáticas que la publicación aborde. Para ello, estamos elaborando y discutiendo informes sobre el modo en que los medios de comunicación críticos y los grandes medios tratan esas temáticas y sobre cómo nos gustaría enfocarlas desde la futura publicación.

Por lo demás, todavía no hemos definido si estructuraremos o no el nuevo medio en secciones y, en su caso, cuál será el orden de éstas. No obstante un formato que nos resulta interesante es el dedicar las primeras páginas a dos o tres temas relacionados con la actualidad que se desarrollarían con amplitud, y en el resto de páginas, desarrollar temáticas fijas.

Otra cuestión fundamental relacionada con el público es el ámbito de difusión que, por desgracia, dependerá una vez más de los recursos iniciales del proyecto. Lo ideal sería que desde un primer momento la publicación pudiera encontrarse en los kioscos de las grandes ciudades del estado, pero, seguramente, en un principio sólo podamos lograr una distribución masiva en Madrid y realizar una distribución mucho más selectiva en otros puntos.

La viabilidad
En el último tiempo hemos “aparcado” momentáneamente la cuestión de la definición comunicativa del proyecto para centrarnos en la cuestión económica, sin duda una de las más peliagudas. A fin de no construir castillos en el aire, antes que nada tenemos que definir cuestiones tan relevantes como cuánto calculamos gastar al año, cómo pretendemos conseguir ese dinero, cuánto necesitaríamos ingresar para no ser un medio deficitario… Somos conscientes de la dificultad que supone reunir una cantidad suficiente para ponerse en marcha, pero también de que los apoyos llegan cuando el proyecto que se plantea está suficientemente elaborado. Por eso tenemos que jugar con diferentes presupuestos y planes de viabilidad según distintos modelos de publicación y, en función de las cantidades que podamos reunir, apostar por un medio más modesto o más ambicioso.

Dada nuestra poca experiencia en estos asuntos, hemos decidido investigar. Por una parte nos hemos puesto a estudiar el funcionamiento económico de publicaciones con características similares a la que planteamos, para aprender de sus errores y aciertos. Y por otra, algunos miembros del grupo están asistiendo a cursos relacionados con la gestión de empresas sociales o cooperativas.

En otro orden de cosas, hemos constatado la necesidad de analizar sociológicamente el entorno que nos rodea, para determinar las posibilidades de éxito que podría tener una publicación como la que proponemos. Sabemos que es imposible, por ejemplo, que una misma publicación satisfaga por igual a jóvenes que a mayores de 65, o que un medio “desde los movimientos sociales” resulte grato a los lectores habituales de La Razón o ABC.

Este análisis, además, podría ayudarnos a dibujar las características generales de nuestros posibles interlocutores. En este sentido, con la ayuda de investigadores profesionales, hemos diseñado una posible estudio sociológico, basado en los grupos de discusión, para indagar en profundidad sobre los hábitos de lectura y valores de quienes, pensamos, podrían ser lectores potenciales. Dentro de este público cabrían diferentes sensibilidades (militantes de los movimientos sociales, simpatizantes de partidos, parados, precarias, trabajadores sindicados o afines a sindicatos, etc.) y sería muy provechoso contar con información directa –y no con estereotipos– sobre su relación con los medios de comunicación y sus preocupaciones. No obstante, esta investigación dependerá de nuestra propia capacidad de llevarla a cabo y, como no, de los recursos económicos con los que contemos.

Sólo un embrión
Como puede verse El Salto Adelante tiene todavía mucho camino que recorrer. Somos conscientes de esta situación y, por eso, concebimos el actual grupo tan sólo como el embrión de una futura publicación. Nuestro principal objetivo no es el de sacar inmediatamente un medio al mercado, sino elaborar una propuesta seria, atractiva y viable para poder discutirla y reformularla en el diálogo con los movimientos sociales. Tenemos claro que sin un apoyo generalizado y un grupo suficientemente numeroso de colaboradores poca viabilidad y poco sentido podrá tener una publicación “desde los movimientos sociales”, por eso nuestra intención, una vez elaborada la propuesta, es presentarla a los colectivos interesados y establecer contactos con personas dispuestas a sumarse al proyecto. Hasta entonces, mientras trabajamos en el proyecto, nos podréis contactar a través de la web y el mail del molo.

Volveremos.

 

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