logo
 

principal UPA - infos - molotov - archivo - agenda - emilio


La Escuela sobre Marginación de Madrid: 23 años formando educadores desde la base

En un primer piso de la Plaza Luca de Tena de Madrid se halla una escuela que desde hace más de veinte años forma a personas que trabajan con chavales en ambientes de marginación social. Y lo hace desde una postura muy poco convencional. No otorga títulos oficiales ni recibe subvenciones. No requiere ninguna titulación para su acceso y l@s profes son profes sólo porque tienen más experiencia que l@s "alumn@s". Tampoco sigue los manuales del Ministerio ni se basa en dogmas educativos: las experiencias concretas y los problemas cotidianos forman el programa troncal de un centro que finaliza este mes de mayo su enésimo curso.

En 1978, varias personas que trabajan con chavales desprotegidos deciden juntarse para reflexionar sobre las causas de su marginación y las posibles a esta situación. Vienen de colectivos que tiempo después se agruparán en la llamada Coordinadora de Barrios y que operan en algunas de las zonas más castigadas de Madrid: Orcasitas, Vallecas, Carabanchel, Villaverde, la llamada "periferia del centro". A este grupo inicial pronto se une más gente y, ante la necesidad de desarrollar y dar continuidad a la iniciativa, se decide constituir una escuela, un centro de enseñanza que, como se demostrará año tras año, será muy poco convencional. En palabras de sus promotores, la Escuela de Educadores Especializados en Marginación nace "como respuesta a la necesidad apremiante de preparar personas para afrontar los problemas de los niños y niñas que viven en situación de marginación social".

Un proyecto que tiene como objetivos "reflexionar sobre los valores y conflictos característicos de las personas a quienes rechaza la sociedad, así como establecer un esquema de búsqueda de alternativas desde la experiencia del trabajo directo, intentando la participación y el compromiso social". Y siempre con la intención de que, en cada curso, se genere un auténtico "grupo de aproximación, investigación e intercambio de experiencias relativas al problema" y se convierta en "un lugar de encuentro y apoyo a las personas que, por su profesión, vivencia o compromiso, se encuentran cercanas a esa situación de marginación". Este propósito, que se materializa año tras año, aporta a la Escuela uno de sus rasgos más potentes y característicos: la heterogeneidad de la procedencia de sus "alumn@s". Est@s, que en el presente curso no superan la veintena y tienen unas edades que van desde los 18 a los 65 años, podemos dividirlos en tres grupos principales: universitari@s, militantes "sociales" y personas que proceden de ambientes directamente "marginales". Un interesante "cóctel" del que poder sacar los más interesantes jugos.

Desde sus inicios, centenares de personas han pasado por las aulas de un centro que, por ende, ha buscado siempre "informar y sensibilizar a la sociedad para contribuir así a una mayor participación crítica en busca de soluciones". Los resultados de todos estos años de actividad nunca aparecerán en los grandes titulares de la escena mediática, pero si buscamos un poco en esa realidad que los poderes tratan de ocultar, descubriremos en la actualidad a much@s ex alumn@s de la escuela trabajando duramente en proyectos de apoyo a chaval@s y/o en colectivos sociales de base. Y eso sí es importante.

Independencia económica=libertad

En estos 23 años la Escuela se ha ubicado en varios locales y barrios de Madrid, y ha sobrevivido estoicamente, a pesar de las dificultades económicas, gracias al tesón de sus profes, que desempeñan su trabajo de manera absolutamente voluntaria. Exceptuando un brevísimo periodo en el que recibió una pequeña subvención, la Escuela se ha financiado sólo a través de la matrícula de sus alumnos. Al margen de este medio y como rara excepción, si algún mes el centro no puede pagar la electricidad o el alquiler de sus locales, recoge la ayuda de una entidad solidaria, la Fundación Raíces.

Esta independencia económica, acompañada de un sistema de enseñanza no reglado, carente de títulos y requisitos previos de admisión, aportan a la Escuela su principal característica: la libertad. Una libertad que afecta al pensamiento y a la acción y provoca la crítica incisiva y la difusión de posturas disidentes.

Hubo un breve tiempo en el que, al finalizar cada curso, la Escuela otorgaba un título oficioso. Un tiempo en el que un certificado de la Escuela de Marginación abría muchas puertas laborales, dada la sequía formativa que existía en el campo de la marginación social. Un tiempo en el que la Escuela corría el riesgo de estancarse y de convertirse en otro centro expendedor de títulos para entrar en el mercado de trabajo. Un tiempo que duró poco pues sus miembros decidieron, ante semejantes riesgos, dejar de dar títulos y certificados, por muy oficiosos que fuesen. La libertad de actuación continuó intacta y así sigue siendo hoy en día.

El único requisito para poder ser admitido en la Escuela es el mero interés por entrar. No existe otra exigencia: ni exámenes previos, ni titulaciones, ni currículum, sólo la voluntad de aprender, de formarse en un asunto tan complejo como la marginación. Y de participar, porque la participación constituye un elemento central en la pedagogía de la Escuela, parte de un método que busca diluir la frontera convencional entre alumn@s y profesor@s, educand@s y educador@s. Y esto, a pesar de que los incombustibles "maestr@s" que mantienen la Escuela forman un excelente equipo de educador@s (psicólog@s, sociólog@s, juristas, pedagog@s, etc.), que además se hallan comprometid@s vivencialmente en el "tema" de estudio.

Much@s de ell@s comparten sus casas con chic@s "difíciles", y tod@s participan activamente en colectivos solidarios de base. Algunos de sus nombres son de sobra conocidos entre la gente que puebla los movimientos sociales de Madrid. Y no sólo. Los Paco Lara, Martínez Reguera, Julián Ríos, Enrique de Castro, Luis San Juan o el propio magistrado Arturo Beltrán, además de ser viejos compañeros de barricada en las "luchas sociales" de la ciudad, y, precisamente por ello, retumban molestos en los propios oídos de la administración. No en vano llevan muchos años plantando cara a los desmanes de ésta, metidos en ciento y un mil batallas en defensa de las personas más desprotegidas. Y es que, a la hora de tratar la marginación, la confrontación con las instituciones se convierte en algo inevitable y no porque la institución, como indica Paco Lara al poner como ejemplo la escuela convencional, "sea mala por sí misma, sino porque actualmente se ha estancado y promueve métodos, como los expedientes disciplinarios, que afectan negativamente al sector de la población más débil". Pero para poder confrontarla, el paso previo es conocerla.

De esta forma, dos de las materias que se imparten en este curso que ahora termina son "Derecho" y "La institución y sus alternativas" y buscan, entre otras cosas, descubrir los huecos y líneas de apertura de la administración, para poder aprovecharlas en beneficio de posibles proyectos sociales sobre marginación social. Busca, en definitiva, aportar recursos para poder levantar programas de intervención desde la base, a costa si es preciso de medios de las instituciones de estado.

Los títulos del resto de las materias que conforman los siete meses de actividad que dura cada curso (de octubre a mayo) hablan por sí solos: "Psicología de los niños en graves dificultades personales", "Pedagogía en una sociedad marginante", "Aspectos sociales de la marginación", "Desarrollo del sentido lúdico y creativo" y "Educación en la calle". Las clases de tipo más clásico se intercalan con talleres, dinámicas grupales y monográficos (sobre SIDA, drogas, inmigración…)

Atravesándo todos estos temas, en su puesta en práctica, descubrimos referentes teóricos clásicos: Ferrer y Guardia, la Escuela de Summerhill, Paolo Freire o Milani. Referentes. Sólo eso. Nada más, ya que, como indica Paco Lara, en la educación, como en todo, "no existen fórmulas mágicas" y lo principal sigue siendo trasladar a las aulas la realidad a través de sus acontecimientos concretos. De este modo, la mayor parte de las veces, la Escuela de Educadores sobre Marginación se convierte en tribuna donde l@s protagonistas de cientos de casos y vidas de exclusión social relatan los hechos vividos, con toda la crudeza que impone la calle. Y a partir de ahí a trabajar, a buscar salidas y posibles soluciones y, tras éstas, la reflexión y la autocrítica, una autocrítica que se demuestra tan necesaria como la propia acción.

Ijana


Nota aparte: La Escuela de Educadores Especializados en Marginación se encuentra en la Plaza de Luca de Tena, 9, 1º izda. (<M> Palos de la Frontera). Los cursos comienzan en octubre y la matrícula se hace en septiembre y tiene un precio de 36.000 ptas. a pagar en dos plazos. El horario es de lunes a viernes de 18 a 20 horas y el teléfono el 91 530 27 26

subir