No a la Guerra
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El “Eje del bien” controla la tecnología y la producción de las armas de destrucción masiva más poderosas
La hipocresía de los estados acusadores, Kalegorria nº20

MIENTRAS LOS INSPECTORES DE LA ONU TRATAN DE ENCONTRAR LAS ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA QUE, SEGÚN EL “EJE DEL BIEN”, ATESORA SADDAM HUSSEIN, LOS VERDADEROS CENTROS DE PRODUCCIÓN MUNDIAL FUNCIONAN A PLENO RENDIMIENTO. LEJOS DE LO QUE SERÁ EL FRENTE DE BATALLA, LAS FACTORÍAS ESTADOUNIDENSES, BRITÁNICAS, ISRAELÍES Y DEL ESTADO ESPAÑOL (ENTRE OTRAS) CONTINÚAN ELABORANDO SUS LETALES PRODUCTOS. LA TAPADERA SON PROGRAMAS FANTASMA DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA QUE, EN REALIDAD, SE DEDICAN A POTENCIAR EL EFECTO MORTAL DE MICROORGANISMOS COMO LA VIRUELA O EL ÁNTRAX, A ELABORAR NUEVAS TÉCNICAS DE FUSIÓN NUCLEAR O A COMPONER MATERIAS QUÍMICAS DE EFECTOS FULMINANTES. DIMONA EN ISRAEL, EL CENTRO DE CONTROL DE ENFERMEDADES DE ATLANTA O LA PLANTA DE LA MARAÑOSA EN TOLEDO, SON ALGUNOS DE LOS NOMBRES QUE COMPONEN EL VERDADERO ENTRAMADO DE PRODUCCIÓN DE ARMAMENTO DE DESTRUCCIÓN MASIVA PARA ABASTECER AL MUNDO. NADIE LOS INSPECCIONARÁ.

Oficialmente, en el mundo sólo existen dos yacimientos donde se conservan muestras del virus de la viruela (erradicado supuestamente en 1980, según la Organización Mundial de la Salud): Novosibirsk, en Rusia, y el Centro de Control de Enfermedades (CDC) en Atlanta, EEUU. Esas muestras debían haber sido destruidas en 1999, pero ambas potencias se negaron.

La viruela es, con la yersina pestis (causante de la peste bubónica) y por detrás del ébola y el ántrax, el tercer microorganismo que mayor riesgo de mortandad entraña en caso de ser empleado como agente infeccioso en armas biológicas (del 30% al 90% de bajas). Estados Unidos lo sabe bien porque, entre otras cosas, durante años ha subvencionado a través de la CIA un programa militar, de nombre “Clear Vision”, para aumentar el poder letal de este virus y también de la bacteria ántrax a través de su modificación genética. Ese material, según publicó el “New York Times” en septiembre de 2001, está almacenado en forma de bombas en una planta de producción de armas biológicas localizada en Nevada. Sin embargo, ningún país atacará a Estados Unidos por ello (aunque viole todos los convenios internacionales al respecto) pero muchos sí colaborarán con la Administración Bush para destruir Iraq porque “sospechan” que conserva armamento de este tipo que Sadam Hussein compró, precisamente, a los estadounidenses.

Los acusadores acusados
No es sólo Estados Unidos quien atesora este tipo de tecnología sino que el resto de países que le secundan en su interés belicista también lo comparten. Gran Bretaña, que en 1919 inauguró su siniestro palmarés de destrucción masiva atacando precisamente a los kurdos iraquíes con armamento químico (gas mostaza, fosgeno y difosgeno), debió cerrar y vigilar durante cuarenta años la isla de Cruinard, frente a las costas escocesas, por haberla contaminado con ántrax. Esta superficie, según reconoció el propio Gobierno británico, quedó “infectada” tras los experimentos con armamento biológico realizados a finales de los años 40.

Por su parte, Israel escondió durante veinte años su arsenal atómico en unas cavernas naturales situadas en Zachariyah, a 40 kilómetros de Tel Aviv. Durante ese tiempo los israelíes negaron ser una potencia atómica y, pese a las denuncias del mundo árabe, nadie les mandó una inspección. Los temores de sus vecinos se confirmaron en 1986 cuando un científico “arrepentido” apellidado Va´anunu escapó de Israel y, ya en Londres, reveló los trabajos “especiales” que se hacían en la central nuclear de Dimona, donde él trabajaba. Aseguró a la prensa británica que se estaban produciendo, entre otras cosas, 40 kilogramos de plutonio anuales, lo que permitió a los científicos fijar el número de bombas nucleares en poder de Israel: entre 150 y 200. Eso fue en 1986 y, pese a la denuncia del científico y su posterior secuestro a manos del Mossad, nadie ha “inspeccionado” la central, que ha seguido produciendo sin problemas.

Los experimentos hispanos
Y junto a Israel y a las potencias anglosajonas se sitúa en esta crisis el Estado español, que tampoco es ajeno a las “bondades” de este tipo de armamento. Entre 1921 y 1927, durante la guerra de Marruecos (la última de carácter internacional en la que el Estado Español fue contendiente), el Ejército empleó sistemáticamente en el Rif bombas de azufre, fosgeno, difosgeno, cloropicina y, sobre todo, gas mostaza. Todas estas sustancias, con efectos potencialmente letales para el hombre, esta-ban incluidas en la prohibición del uso de armas químicas adoptada en el Tratado de Versalles (1919). Miles de riffeños murieron por inhalar estas sustancias tanto en los poblados (bombardeados por la aviación) como en la batalla de Tizzi Azza (1923). La estrategia española, refrendada por el propio Alfonso XIII, la explicaba claramente en 1921 el general Dámaso Berenguer, alto comisario español en Tetuán: “Siempre fui refractario al empleo de los gases asfixiantes contra estos indígenas, pero después de su traidora y falaz conducta en la batalla de Annual, he de emplearlos con verdadera fruición”.

El Estado español compró el armamento a Alemania y fue este mismo país el que ayudó en 1923 a construir en Toledo la fábrica de La Marañosa (que durante la guerra civil se instaló en la localidad navarra de Cortes). Esta instalación, que ocupa 715 hectáreas junto a un Parque Regional declarado espacio protegido, es en la actualidad el mayor complejo químico que poseen las Fuerzas Armadas en el Estado. En su interior hay una fábrica de productos químicos, un laboratorio de armamento, un polígono de tiro y una “galería de experiencias”. Tiene un presupuesto anual que ronda los 2.404.048 euros y, entre las actividades que realiza, se incluye la fabricación de equipos de defensa contra guerra química y bactereológica, la investigación sobre las sustancias con las que el Estado puede ser atacado y un programa de vigilancia medioambiental orquestado a través del Instituto Nacional de Investigación Tecnológica Agraria y Alimentaria (INIA), que ha sido denunciado por IU como tapadera de experimentos subvencionados por la OTAN sobre nuevos materiales biológicos susceptibles de convertirse en armas de destrucción masiva.

Las armas NBQ
Pero quizás se impone una aclaración de términos. Cuando se habla de armas de destrucción masiva se habla, en realidad, de productos elaborados con tres tipos de tecnología: nuclear, bactereológica y química. Son los materiales NBQ, que, aplicados a la industria bélica, destacan por su alto poder letal.

No se acusa a Bagdag de tener armamento nuclear pero sí de almacenar armas bactereológicas (las más peligrosas tras las nucleares) y químicas. Para entendernos, las primeras son armas “vivas” que esparcen microorganismos y enfermedades en territorio enemigo para “eliminar” a sus defensores. La OTAN elaboró un listado de 31 organismos con potencialidad real de ser usados como armas. Además de ébola, ántrax, viruela y yersis pestina, en él se encuentran el botulismo, la tularemia, el tifus, la encefalitis equina o la influenza (enfermedad que mató a 25 millones de personas en 1918).

En cuanto a las armas químicas, existen miles de posibilidades combinativas que se ordenan, básicamente, en cinco categorías: productos incapacitantes como los anestésicos o alucinógenos; productos irritantes como el gas mostaza o el napalm (causan quemaduras e irritación severa en la piel y los tejidos); gases nerviosos como el sarín, el tamún o el során (causan el colapso del sistema nervioso central); agentes asfixiantes como el cloro o el fosgeno (implican asfixia e irritación); y los venenos sanguíneos, entre los que destaca el ácido cianhídrico. Todos los “aliados” disponen de la tecnología suficiente como para manipular este tipo de materiales.

La peligrosidad de estas armas radica no sólo en sus efectos letales, sino también en su bajo coste. Según reconocen autoridades militares de varios países (también españolas), “el coste de devastar con antrax un kilómetro cuadrado de territorio es de un dólar aproximadamente, mientras se necesitarían 2.000 dólares para hacerlo con armamento convencional”.

--> EL ESTADO ESPAÑOL TIENE UN AMPLIO ENTRAMADO PARA ELABORAR ARMAMENTO DE DESTRUCCIÓN MASIVA

La reciente firma del Protocolo de Enmienda del Convenio de Cooperación para la Defensa entre el Estado Español y EEUU, que permite el emplazamiento de bases norteamericanas en territorio español hasta 2010, evidencia la complicidad criminal del Ejecutivo Aznar con los planes de agresión y guerra del imperialismo estadounidense. En abril de 1985, tras el accidente de un avión Boeing en la base militar de Getafe, se descubrió que armas químicas como el napalm y el gas mostaza eran fabricadas en el Estado español para su exportación a Iraq. La empresa vasca Explosivos Alaveses (Expal), consiguió en 1998 ganar el concurso para suministrar al Ejército turco trece mil bombas de aviación, según datos que manejan en el Centro de Investigaciones por la Paz de Madrid. El acuerdo comercial fue desvelado en medios de comunicación turcos y se producía poco después de aprobarse en la Unión Europea el Código de Conducta en materia de exportación de armas. Las bombas halladas en territorio kurdo llevaban troquelado el nombre de Expal y Explosivos Santa Bárbara. Por otra parte, existen fundadas sospechas de que en las bases de Rota y Morón hay almacenado uranio empobrecido.

Bases Militares OTAN
Zaragoza, Torrejón, Morón, Rota, Bétera

Centrales nucleares
La Garoña, Zorita, Almaraz I-II, Cofrents, Vandellós I-II, Ascó I-II

Empresas de armamento
1 Explosivos Santa Bárbara. Fábrica de armas del Ministerio de Defensa. Fabrican gas mostaza.
2 Expal (Gasteiz). 3 Trebelan (Gasteiz). 4 Zayer (Gasteiz). 5 Mecanusa (Gasteiz). 6 Tornusa (Gasteiz). 7 Danobat (Elgoibar).
8 La Marañosa (Toledo). Complejo militar donde se fabrican armas químicas. Gas mostaza, agente XV, fosgeto e iperita.

Centros de investigación militar
El Estado articula sus programas de investigación a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este organismo, con sede en Madrid, cuenta con una veintena de centros asociados repartidos por toda la geografía estatal. En estos centros es donde se desarrolla la tecnología hispana sobre armamento de destrucción masiva. Muchos de estos programas están coordinados por la OTAN que hace unas semanas inauguraba su cuartel de Betera (Valencia)

1 Instituto Nacional de Investigación y Tecnología agraria y alimentaria (Madrid). Convenio con la OTAN para la elaboración de vacunas recombinantes.
2 Centro de Investigación de Sanidad animal (Madrid). Trabajan con agentes biológicos de máximo riesgo como el ébola.
3 Universidad Miguel Hernández. Es uno de los diez laboratorios más importantes del mundo con capacidad para modificar genéticamente virus.

--> BASES MILITARES Y ARMAS NBQ PROPIEDAD DE ISRAEL

1- Las cinco bases militares israelíes más importantes: “Mahane Shomin” en Beersheba, “Palmahim” en Tel Aviv, “Barak” y “Josef” en Cisjordania, y “Netzarim” en Gaza. Todas ellas cuentan con sistema de defensa Patriot.
2- Central de Dimona. Aquí se elabora el armamento nuclear israelí que, según los científicos, supera las 200 bombas.
3- Instituto Nes Zona: Centro de manipulación de productos químicos y biológicos.
4- IAEC: Comisión Energía Atómica de Israel.
5- Zachariyah: Entramado de cuevas donde se almacenan todo tipo de misiles entre ellos los Jericó (1.500 kms de alcance)

--> EEUU ES UNA GRAN RESERVA DE ARMAS NUCLEARES, QUÍMICAS Y BACTERIOLÓGICAS

Armas químicas
Existen más de 20 fábricas que elaboran armas químicas en EEUU. En ellas se desarrolló, por ejemplo, el napalm y el agente naranja empleados en Vietnam o el ácido cianhídrico, un veneno sanguíneo que pasa por ser la sustancia más tóxica conocida por el hombre. EEUU, por detrás de Rusia, es la segunda reserva más importante de armas químicas a nivel mundial. Fort Detrick, cerca de Washington DC, y el campo de ensayos de Dugway, en Utah, son los centros más importantes donde se desarrolla este tipo de armamento.

Compañías militares
En EEUU se concentran al menos 12 de las empresas armamentísticas más importantes a nivel mundial. Nombres como Dyncorp, Lockheed Martin, Northrop, General Dynamics, Alliant Techsystems o Raytheon son muy conocidos entre los gobiernos más belicistas. Estas compañías han gestionado más de 3.000 contratos militares desde 1994.

Campos de entrenamiento donde se forman mercenarios
La administración USA cuenta con una amplia red de campos de entrenamiento militares donde son adiestrados, además de los soldados USA, los mercenarios y mandos de otras nacionalidades que se convertirán en los garantes de los intereses norteamericanos en sus respectivos países. Muchos de los actuales militares iraquíes fueron entrenados allá. Los principales se encuentran en Pennsylvania, Georgia y Virginia.

Armas Nucleares
El Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México; Fort Detrick, en Maryland y la fábrica Pantex en Nevada son los principales (aunque no los únicos) centros de producción y almacenamiento de las armas nucleares USA. A estos centros hay que sumar las lanzaderas de misiles estratégicos dispersas por toda la geografía estadounidense y las lanzaderas móviles situadas en submarinos y buques específicamente diseñados para ello.

Armas biológicas
Estados Unidos concentra la mayor cantidad (hasta 12) de laboratorios que, en el mundo, experimentan con materiales susceptibles de convertirse en armamento biológico. Entre éstos destaca la Southwest Foundation Biological Research, de Texas, o el Naval Research Laboratory de Washington DC

Instalaciones nucleares
Los norteamericanos, junto a la URSS, fueron los impulsores de la energía atómica. Las centrales (12) además de producir energía elaboran las cargas nucleares de los misiles.


F U E N T E S:
“Washington Post”, “New York Times”, “El Mundo”, “El País”, “Rebelion”, “Indymedia”, “Nodo50”, “Routingoutevil”, “Web Islam”, “La Insignia”, “Arab News”. “Amch”, “Greenpeace”, EGUNKARIA, KALEGORRIA.