Paremos la guerra antes de que empiece.



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La propaganda es a la democracia lo que la porra a la dictadura. Tras el episodio de “chapapote informativo” que envolvió al caso Prestige, Aznar ha cerrado filas en torno a la guerra de agresión contra Iraq. Vean, vean. La cosa no funcionaba excesivamente bien en el campo de la contrainsurgencia informativa y el presidente decidió convocar a los súbditos mediáticos al servicio del régimen para ver si la cosa se torcía. Pactemos las informaciones: almuerzo en La Moncloa en febrero con plumillas de lujo como Consuelo Álvarez de Toledo (“El Mundo”), Benigno Pendás (“ABC”), Felipe Sahagún (“El Mundo”), Cesar Alonso de los Ríos (“ABC”), Eduardo Sanmartín (“ABC”), Fernando Rodríguez Lafuente (“ABC”), Carlos Mendo (“El Pais”), German Yanke (COPE) y Herman Terchst (“El País”), primísimo de la ministra de Exteriores.

La propaganda no acababa de hacer mella y la dirección de RTVE decide alterar la programación y emitir el reportaje “Bioterrorismo”. Dosis de pánico y miedo para ver si la población (ese enemigo interior a controlar y someter) reacciona y la opinión pública coincide de una vez con los faxes de Presidencia. No fue la única prueba soez de la propaganda de guerra: los reporteros que Tele 5 envió a Iraq no han podido ver emitidos cuatro de sus cinco trabajos. Antena 3 entrevista al presidente 48 horas antes de las movilizaciones convocadas en todo el mundo y TVE apuesta por el “pan y circo” de la España cañí del franquismo (Concha Velasco y Tony Leblanc en la tarde del sábado). Ésta es la hora de los gabinetes de crisis. Antes de que estalle la agresión imperialista y paleocolonial, la Dirección de RNE ya había comunicado a través de la Dirección de Emisoras Territoriales que quedará explícitamente prohibido realizar informaciones sobre la guerra que no estuvieran supervisadas por Madrid. Control total.

A ello cabe sumar la pléyade de tertulianos del "condenamos la violencia venga de donde venga" que celebran alegremente el advenimiento de la guerra. Federico Jiménez Losantos arrasa y tilda de "discurso prototalitario, antisemita y antiamericano de los Almodóvar", "cuadrilla de saltimbanquis sin escrúpulos", a los manifestantes que inundan la calle. El Estado francés y Alemán, "inversionistas de la bajeza" y a Bélgica, "siempre comprensiva con el terrorismo internacional". Tertulianos de guerra de la propaganda bélica.