En defensa del tren, contra el TAV

La política ferroviaria del Estado está despilfarrando miles de millones (400.000 millones en la línea Madrid-Sevilla) en líneas y proyectos minoritarios, mientras los usuarios de las líneas de largo recorrido y de cercanías sufrimos falta de inversiones, retrasos e incomodidades.

Alrededor de 100 personas se concentraron por la mañana del sábado 14 de Diciembre para protestar contra el el Tren de Alta Velocidad (TAV, actualmente AVE, Alta Velocidad Española). Se repartieron octavillas y se realizaron pintadas en la zona de la estación de Atocha. Esa misma mañana se hicieron acciones de protesta en Sevilla, Ciudad Real,Córdoba, Burgos y Miranda de Ebro. Reproducimos un resumen del comunicado que se leyó en esta concentración.
En los últimos 4 años la construcción del TAV ha absorbido dos terceras partes del conjunto de la inversión ferroviaria, retrasando y comprometiendo los proyectos de mejora del ferrocarril convencional, tanto de carácter interurbano como de cercanías en las grandes ciudadés. Inversiones éstas que sin lugar a dudas tienen una mayor utilidad social. Entre otras razones, este hecho responde a que el nuevo acceso ferroviario a Andalucía, que en principio no se contemplaba que fuera en alta velocidad ni en ancho europeo, presupuestándose en 1987 en 77.000 millones de ptas, ha supuesto ya, debido a estas dos decisiones, una inversión en infraestructura de 400.000 millones de ptas lo que está condicionando la totalidad de la política ferroviaria.
La introducción del ancho de vía europeo en la línea Madrid-Sevilla está ocasionando múltiples problemas: en los accesos a poblaciones, necesidad de duplicar la vía doble electrificada entre Córdoba y Sevilla, imposibilidad de utilizar el material móvil tipo TAV en el resto de la red de RENFE... Pero su posible ampliación al resto de la red, aparte de ser una solución fuera de las posibilidades económicas de la inversión en materia ferroviaria -pues supondría una inversión adicional de 800.000 millones de pesetas-, implica, con toda seguridad, el cierre a medio plazo de la red secundaria de RENFE, que alcanza a más de 5.000 Km.
Esta política supondrá una mayor reducción de plantilla de RENFE, que ya ha pasado de 70.000 trabajadores a mediados de los 80 a 50.000 en la actualidad, y a una amenaza por falta de inversiones en mantenimiento, de mayor cierre de conexiones ferroviarias, que ya en la década de los 80 han alcanzado los 1.000 Kms.
El déficit de RENFE se ha desbocado (siendo en la actualidad del orden de 200.000 millones de pesetas) principalmente por las deudas contraídas para poder inaugurar el TAV en el 92, provocando la descapitalización y la falta de calidad de los sevicios en la inmensa mayoría de la red ferroviaria; así como la feroz competencia de la carretera, hacia donde se ha dirigido fundamentalmente en estos últimos años la inversión pública.
El TAV no será rentable desde el punto de vista económico, por los elevados costes en que incurre y la falta de demanda suficiente; según se ha reconocido oficialmente, y eso que no tendrá que amortizar la inversión en la infraestructura de 400.000 millones de pesetas, ni la compra de material móvil -tipo Alsthom y Siemens- que suponen otros 80.000 millones de pesetas adicionales. Además en relación con este material móvil, ya se acepta públicamente que de las 24 ramas del TAV, sobran más de la mitad, y se está intentando negociar el contrato con Alsthom; y de las 75 locomotoras Siemens de gran potencia contratadas, 60 ya van a ser contruidas en el ancho español.
El TAV ha supuesto una grave destrucción del patrimonio natural e histórico. El trazado del TAV ha supuesto importantes impactos en áreas de gran valor ambiental como los Montes de Toledo y Sierra Morena, y su ejecución se ha llevado a cabo sin la realización de Estudios de Impacto Ambiental, que eran de obligado cumplimiento en el tramo Córdoba-Sevilla. Y a su paso por Córdoba, se ha cometido un gravísimo atentado contra el patrimonio arqueológico; atentado propiciado por las prisas de tener que inaugurar el TAV para la EXPO 92.