France-soir 29/01/98
pie de foto: Desde la calle de Ulm, una gente indisciplinada que hace lo que le da la gana.
(Pancarta: "Parados, precarios, trabajadores y compañeros reunidos, Asamblea de luchas, ¡Ingresos garantizados para todos!")

UNOS IRREDUCTIBLES LLEGADOS DE TODOS LOS HORIZONTES

ESTOS NUEVOS CONTESTATARIOS, INDISCIPLINADOS E INCONTROLADOS, SE CONOCIERON OCUPANDO NORMALE SUP, EN LA CALLE DE ULM. AFINES A LA IZQUIERDA, PREPARAN GOLPES IMPREVISIBLES.

la calle de Ulm a Jussieu, un pequeño grupo de estudiantes y parados pone ambiente en las calles de París. Son jóvenes y cultos o sin empleo y precarios. Todos tienen mucho sentido del humor y son muy decididos. Unos estudian carreras superiores en la universidad o en escuelas prestigiosas; otros sobreviven con menos de 3.000F al mes.
Se encontraron cuando ocuparon la prestigiosa Escuela Normal Superior de la calle de Ulm. Desde entonces, no se separan y se hacen escuchar alto y claro. Indisciplinados, son como electrones libres en órbita alrededor de las asocia-ciones de parados. Individualidades cuyo pensamiento es de extrema izquierda, sin que pertenezcan a ningún partido.
Todas las tardes a las 18 horas, se encuentran en la Universidad de Jussieu para una A.G. cotidiana. Ahí, en la algazara ritual, rehacen la sociedad y organizan acciones. A veces, siguen las consignas de AC. Sin embargo, a menudo, hacen lo que les da la gana. Rotundamente independientes y determinados, eso sí. La ocupación de la sede del P.S., eran ellos. Durante la mani de parados, los lemas irónicos al estilo "¡Las 35 horas nos la sudan! Parados, asalariados, vagos, tunos, es la misma lucha!", eran ellos también.
Aparte de este pequeño grupo de irreductibles, otros colectivos nacieron en el transcurso de las últimas semanas. En Nanterre, en Normale Sup, en el Instituto de Geografía, algunos estudiantes se movilizan, a menudo apoyados por el sindicato SUD. Hay quienes sueñan con estructurar todos estos colectivos pequeños en redes organizadas. La cabeza llena de ideas, no se van a parar a medio camino.
 
Clémence LEMAISTRE